A los dos nos gusta que el otro nos diga
cuánto nos quiere, pero ninguno de los dos obtuvo nunca lo que quiso. Nunca fue
bastante, no nos alcanzó. Tal vez a vos sí te alcanzó, porque no necesitaste
nunca verme. Pero no fue suficiente para mí, que te quise con el alma y no
podía verte jamás. Tampoco tuviste en cuenta que además de escuchar “te
quieros” hay que demostrarlos.
Shakespeare dijo alguna vez: “no ama quien no lo demuestra”. Creo que describe
perfectamente el “amor” que me tenías.