Lo que
decían de mí me afectaba absolutamente demasiado y, seamos sinceros, los
comentarios de los infantes pueden ser mui destructivos. Era abominable. Bueno,
no tanto, pero esa imagen pensaba YO que los DEMÁS tenían de mí. Hasta
hace poco creí que mi imagen personal era buena, que mi autoestima era elevada
y reposaba en límites correctos o esperados. En realidad yo no me veía mal, pero sí me sentía mal. Es imposible, si me
acordara de todas las humillaciones por las que pasé no tendría que estar viva
en este momento. Bueno, como si no hubiera intentado auto-eliminarme.