Todavía me asustan dos cosas más que nada en
el mundo. Y esas dos cosas son el abandono y el
reemplazo. Los dos por igual. En realidad
son casi lo mismo. Toda la vida me sentí reemplazada y lo cierto es que no
sé luchar cuando me están desplazando. Cuando llega a mi familia, a mi grupo
de amigas o a mi vida una nueva persona opto por retirarme, siento que no puedo ser competencia de nadie. El tema acá sería preguntarse por qué me
siento amenazada cuando estoy entre pares, entender por qué tengo esa necesidad
de competencia que para mí antes de comenzar ya es desleal.