Me miró y me dijo: “Y pensar que cuando
éramos chicos eras linda. Eras hermosa”. Yo me sonrojé y dije bajito
“gracias”. Entonces prosiguió: “¿Cómo cambia la gente, no?”. Mi mundo se disolvió. Esperé
unos cuantos minutos antes de ponerme a llorar. Esperé estar sola, claro.